martes, 11 de agosto de 2020

Reseña: Morenos

 Braulio Senda, Morenos. Temperley: Brause 2017. 120 páginas.

ISBN 978-987- 28908- 9-6.

 Reseña: Prof. Lucia Nelly Vergara

Algunos recuerdos de los Morenos

             Braulio Senda, en su corta novela histórica, romántica, nos ubica en el siglo XIX, plena época del gobierno de Juan Manuel de Rosas con su Mazorca que hacían desmanes. La situación por 1852 le era adversa. Se puede decir que este siglo en el que se sitúa la obra del autor, es de mucha convulsión política y social en la República Argentina. Las traiciones, las deslealtades están a la orden del día. Los hombres cambian de bando de la noche a la mañana. Familias completas sufren el desarraigo, porque deben ir mudándose de lugar en lugar buscando paz, tranquilidad y trabajo que era escaso. Las invasiones extranjeras y los malones de los indios crean más incertidumbre y pavor en la población.

La familia protagonista de la obra compuesta por Cirilo, padre, Clarita, madre, (descendientes de negros) y Rosendo, hijo, planifican dejar la estancia “Los Cerrillos” para ir con los indios ya que son amigos del cacique Mariano Rosas. Hay mucha tristeza por el desarraigo, sentimiento fuerte común en las personas que lo dejan todo para emigrar a otro lugar. Los recuerdos sobre batallas, leyendas, payadas, despedida de amigos, abundan y el autor tiene esa capacidad de hacer que el lector se involucre y empatice con los personajes de la obra. Mientras tanto el Ejército Grande (argentinos, brasileros y uruguayos) al mando de Justo José de Urquiza avanza sobre Buenos Aires, los franceses en 1839 se adueñan del Río de la Plata, el Pardejón (Gral. Fructuoso Rivera de la Banda Oriental) continúa con sus luchas, Don José Gervasio de Artigas se exilia en el Paraguay, la Banda Oriental tiene nuevo nombre: Uruguay, la fuga de Montevideo del 12 con el batallón de Pardos y Morenos, el combate de Las Piedras, el sitio de la ciudad (de 1842 al 1852).

Cuando la mudanza se concreta, la nostalgia se hace más nítida y los protagonistas hablan de su condición de esclavos en el pasado, cómo llegaron a la estancia, se casaron, y fueron transcurriendo los años con todo un cúmulo de experiencias vividas. La paz con los indios en la frontera se mantiene por medio de la amistad.

La curiosidad del hijo, Rosendo, sobre sus ancestros africanos es satisfecha por ambos progenitores. Los relatos se suceden y el lector puede conocer cómo trataban a los negros en esos tiempos.

El autor con toda sencillez nos introduce escenas de tratos, de arreglos entre los indios y los negros de esa época. A través de él, sabemos que los blancos son permanentemente observados, los querandíes siembran la tierra para comer, Sayhueque, en el lejano sur, Calfucurá, en Salinas Grandes, aliado con Catriel y Cachul temen a las armas de fuego. Cirilo hoy, después de mucho batallar tiene su propia filosofía: “si hay que comenzar de nuevo se comienza ¡y listo!” (90).

En el año 1861, Derqui es el Presidente de la Confederación Argentina. Mitre, jefe de los porteños.

Pese a las guerras el país progresa, avanza.

En 1862 Mitre ya es presidente y los federales proscriptos.

En 1878 Nicolás Avellaneda es presidente y defiende la soberanía argentina al sur de Santa Cruz.

La vida transcurre y los nacimientos también. Un abuelo amoroso, con una niña en sus brazos pronuncia dulces palabras en su lengua africana y luego canta una canción llena de amor. Es un canto también a la vida y a la esperanza.

El autor de la obra describe con habilidad todas las bondades tanto de los criollos como de la comunidad negra, que rápido se adaptan a cualquier circunstancia y saben sobrellevar con mucho coraje y valentía los sufrimientos, las tristezas y los padecimientos.

Creo que Braulio Senda, va tejiendo cuidadosamente en cada capítulo el interés del lector. Hábilmente hace que se involucre en la vida de sus personajes con la compasión propia de cualquier  ser humano y hace que valore a todos ellos que de una manera u otra han contribuido al engrandecimiento de la Patria. 


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