martes, 28 de diciembre de 2021

Nicanor Paredes

 

Venga un rasgueo y ahora,
con el permiso de ustedes,
le estoy cantando, señores,
a Don Nicanor Paredes.
No lo vi rígido y muerto.
Ni siquiera lo vi enfermo.
Lo veo con paso firme
pisar su feudo, Palermo.

Jorge Luis Borges

 

Hacía mucho que no sabía nada de Floreal Ramírez y ya estaba extrañando nuestros encuentros, raros encuentros con un personaje nacido de las páginas de un libro, de mi imaginación o ¡vaya uno a saber de dónde! Pero así es la relación con mis personajes; son ellos los que mueven mi mano al escribir y después me asombro al leer lo escrito, pero no puedo cambiarlo porque ahí están ellos. Así que me dirigí al bar de los encuentros, me senté en a la misma mesa y pedí como siempre un cortado en jarrito. Como estábamos en tiempos pre electorales y la vorágine de la prensa había saturado mi mente, comencé a revolver el pocillo observando la espuma del café.

De pronto lo vi sentado frente a mí. ¡Una vez más el guapo del 900 venía a mi mesa! El mozo ya llegaba con el café y la ginebra.

¡Floreal, lo estaba extrañando!

Don Braulio. –Y se tocó el ala del chambergo; después se lo quitó y lo depositó sobre la silla vecina. Mientras revolvía su café preguntó:

¿En qué anda ahora?

En nada en especial, pero me gustaría que me contara algo sobre Nicanor Paredes. Usted dijo que lo conocía.

Es verdad. Supo ser en su tiempo el amo de la parroquia de Palermo. Con el chal sobre los hombros y el talero en la diestra imponía su autoridad. ¡En época de elecciones allá no se votaba en contra!

Mi amigo Borges, como usted lo llama, habla de una muerte y un cuchillo, pero sin dar detalles. ¿Usted sabe algo de eso?

Que usaba cuchillo, ¡por supuesto!, como todo guapo que se tuviera por tal. Lo demás son habladurías nomás; no son pa’ considerar.

Y dicen que le gustaban los burros y los naipes también.

¡Macanas! Usté sabe que Palermo era la orilla ‘e la ciudad. A él le gustaban las cuadreras y pa’ verlas había que rumbear pa’l oeste, buscando campo. Pero don Nicanor no jugaba su plata a las patas de ningún flete. Disfrutaba las carreras, alababa algún parejero, tomaba una que otra giñebra y se volvía. ¡A los naipes sí le gustaba jugar! Pero mano a mano y nunca por plata. Una vez me desafió al truco y en la segunda mano yo le grito flor y truco. Él muy tranquilo me respondió:

¡Contra flor al juego! 

Yo tenía treinta y una de mano y bravas, así que no iba a andar reculando. ¡Puede creer que me ganó con treinta y dos de copa! Era muy ligador en el truco, pero nunca jugó por plata ni por el trago. Si ganaba, convidaba y si perdía, aceptaba el convite, pero nada más.

¿Y usted anduvo mucho por Palermo en esa época?

Bastante. Andaba buscando a Correa ciego de odio por la marca en la frente. Nunca le pregunté a Paredes por él, pero un día me llamó y me dijo:

Mire Ramírez, usté ha sido bien recibido en esta parroquia, pero para mantener una buena relación, más vale que deje de preguntar por el amigo Inocencio, que en Palermo supo ganarse la amistad de todos. –y sus ojos metían miedo, ¡créame! Así fue que dejé de verlo; si el taura no andaba por ahí, tendría que buscarlo por otro lado. No me atreví siquiera a rastrear al cuchillero más mentado de Palermo, Juan Muraña, quien sin duda pudo conocer a Correa.

Quedé mirando a Ramírez mientras bebía su ginebra. Después nuestras miradas se encontraron y vi en sus ojos una cierta mansedumbre. Tomó su chambergo, como siempre le sacó una imaginaria pelusa, se lo acomodó bien requintado, se puso de pie y al darme un fuerte apretón de manos me dijo:

Sabe don Braulio que dispongo de poco tiempo para venir a verlo. Después vuelvo a la nada… ni se adónde vuelvo. Algún día le voy a pedir que me ayude a descubrir por qué me mataron. Lo que pasó con Correa ya lo entendí. ¡Hasta la vuelta!

Yo quedé parado junto a la mesa del bar contemplando alejarse ¡a mi personaje!, sintiendo en la mano la fuerza del apretón y experimentando una extraña sensación en la garganta que no lograba definir.

Braulio Senda

Diálogos del arrabal  ISBN 978-987-46957-4-1

MENCIÓN DE HONOR NARRATIVA 2020-2021 SADE

No hay comentarios:

Publicar un comentario