miércoles, 21 de julio de 2021

Amigo

 Eucaliptus añoso y seco,

¡cuántas veces a tu lado pasé!

¡Cuántas noches de luna, serenas,

tu oscura silueta al andar divisé!

 

Aún cuando el cielo no estaba estrellado,

y te vestías con manto de brava tormenta,

desde lejos veía tu enhiesta figura

de pié, cual si fueras un viejo profeta.

 

Desde entonces fuimos amigos.

Al pasar –tarde o noche- te hablaba

y tu voz era el silbo del viento

en tu tronco, que me contestaba.

 

Pero un día al llegar ya no estabas

de pié, orgulloso, señalando el cielo.

Y vi la grandeza de tu cuerpo seco

allí, abatido, cual bravo guerrero.

 

El filo del hacha vibraba al golpearte.

Sé que en silencio sufrimos los dos.

Y escuché el eco de tu voz nudosa:

repitiendo -¡¡¡Adiós… amigo… adiós!!!

                                        Jorge Klinger

ENCUENTROS DE CAFÉ    ISBN 978-987-28908-6-5

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