sábado, 30 de enero de 2021

Jacinto Chiclana

 

                                 Me acuerdo, fue en Balvanera,
                                    en una noche lejana,
                                    que alguien dejó caer el nombre
                                    de un tal Jacinto Chiclana.
                                    Algo se dijo también
                                    de una esquina y un cuchillo.
                                    Los años no dejan ver
                                    el entrevero y el brillo.

                                                           Jorge Luis Borges

                Desde aquella tarde de mi encuentro con Floreal Ramírez, del que aún no salgo de mi asombro, opté por frecuentar aquel bar al menos una vez al mes y me siento en una mesa junto a la ventana que da a la Avenida Pavón a saborear un café.

Una tardecita fresca de abril en que me encontraba corrigiendo unos manuscritos, lo veo llegar a paso firme, entrar al bar y dirigirse directamente a mi mesa. Nos saludamos con un fuerte apretón de manos. Se sentó, limpió su chambergo, como era su costumbre, lo depositó en la silla contigua y esperó callado la llegada del mozo con el café y la ginebra. Era el mismo guapo del 900 ¡en pleno Siglo XXI!, solamente el mozo y yo lo podíamos ver. Después habló.

–Don Braulio, lo vi un par de veces por acá, pero como no preguntó por mí, colegí que no tenía novedades de Correa.

–Así es Ramírez, ¡cómo si efectivamente se lo hubiese tragado la tierra!

–¿Y qué anda leyendo entre tantos papeles, si se puede saber?

–Estoy leyendo unas milongas que escribió Borges, ¿oyó hablar de él?

–¡Cómo no, si fue vecino de mi amigo Paredes!, escribe lindo, pero eso es apenas la mitad de la historia.

–Y, eso es parte de la literatura, dejar un final abierto para que el lector lo complete.

–Ocurre que a veces es solamente una suposición –afirmó con seguridad después de terminar su café.

–¿De qué o quién está hablando? –pregunté.

–De Jacinto Chiclana, yo le voy a contar lo que pasó aquella noche –dijo y empinó su ginebra. Luego prosiguió:

–Él y yo nos cruzamos en un boliche de Balvanera cuando lo andaba buscando a Correa. Pregunté por el susodicho en voz alta y se hizo el silencio. De una mesa del fondo surgió una voz:

Correa es un amigo de esta casa, ¿quién pregunta por él?

–Soy Floreal Ramírez y Correa tiene una cuenta pendiente conmigo –respondí sin darme vuelta.

Se oyeron unos pasos acercándose lentamente y la misma voz me dijo:

Si le parece bien, yo me ofrezco a pagar la deuda del amigo.

Me di vuelta despacio hasta enfrentarme con los ojos serenos, firmes, de un verdadero guapo. Y como yo andaba rabioso detrás de Correa acepté el convite.  

Salimos, nos paramos bajo la luz de un farol, pelamos los cuchillos y nos trenzamos en una pelea a punta y tajo. Chiclana era guapo, rápido con el fierro y sin temor. No dejó en ningún momento de mirarme a los ojos. Creo que nunca pensó en matarme; sólo quería saldar la deuda del amigo, la pelea siguió sin tregua.

Cada lance me enardecía más y más, pensando en Correa. En un momento le tiré un puntazo fiero; él retrocedió y por esas cosas raras de la vida, tropezó y para recuperar el equilibrio no tuvo más remedio que descuidar la guardia.

Como yo me había tirado a fondo, le enterré el naife hasta el mango en el pecho. De sus labios no surgió ni un quejido; pestañeó soltando el fierro, terminó de caer y continuó mirándome hasta que dejó de resollar.

Después saqué el cuchillo de su pecho, lo limpié con mi pañuelo porque no me atreví a hacerlo en su ropa, le cerré los ojos, levanté su chambergo del suelo y con él tapé la herida. Le devolví el arma a su mano y me fui cabizbajo, lamentando esa muerte. Así fue don Braulio como sucedieron las cosas.

Al tiempo de irse se acomodó el funyi y me dijo:

–Se agradece el convite, hasta la próxima. –Se fue como había llegado, lentamente, en silencio, sin impresionar a nadie más que al mozo y a mí.  

Braulio Senda

Diálogos del arrabal     ISBN  978 987 46957 4 1    

MENCIÓN DE HONOR NARRATIVA 2020-2021 SADE


No hay comentarios:

Publicar un comentario